SIETE HÁBITOS DE LOS BUENOS PADRES Y DE LOS PADRES BRILLANTES

12.01.2015 18:13

SIETE HÁBITOS DE LOS BUENOS PADRES Y DE LOS PADRES BRILLANTES


Los padres brillantes son aquellos que no le dan importancia a lo material, se la dan a lo emocional,  son aquellos que comparten con sus hijos sus experiencias y su tiempo, y además son un ejemplo para ellos. Esta es la única manera de educar la emoción y crear vínculos afectivos sólidos y profundos de lo contrario con el tiempo las relaciones se convertirán en frías y distantes.
Vivimos en una sociedad estresante y no tenemos control sobre el proceso de formación de la personalidad de nuestros hijos. Los niños entran en contacto a diario con miles de estímulos seductores que se infiltran en su memoria, por lo que  hay que enseñar a los jóvenes a proteger su emocionalidad. Todo lo que toque frontalmente la emocionalidad afecta drásticamente a la memoria y constituirá su personalidad. Por ello, preparar la emocionalidad de los hijos les ayudará a sobrevivir en esta sociedad y ayudarles a desarrollar la capacidad crítica. Tienes que transmitir fuerza y seguridad a tus hijos para evitar que los pensamientos negativos se queden registrados.  Solo así podrán filtrar los estímulos estresantes, siendo en consecuencia libres para elegir y decidir.
Enseña a tus hijos a pensar. No te dediques a criticar comportamientos inadecuados, sé un experto en hacer que tus hijos reflexionen. Los viejos enfados y los conocidos sermones no funcionan, solo desgastan la relación. Primero hay que ganar el territorio de la emocionalidad para después ganar la escena de los pensamientos y por último, conquistar el terreno consciente e inconsciente de la memoria.
Estimula a tus hijos a tener metas pero consigue que no tengan miedo de sus fracasos educando su sensibilidad. Los padres deben reconocer sus errores, su inseguridad,  deben pedir disculpas, y revelar sus temores, de no ser así no se educará correctamente a los hijos. Deben aprender de los fracasos y a ver oportunidades en las pérdidas para ser más fuertes y experimentados.
La mejor manera de desarrollar todos los anteriores hábitos es adquirir un quinto, dialogar. Esto significa contar experiencias, hablar de lo más profundo, es ir más allá de los comportamientos. Debemos darles la libertad para que puedan hablar de sí mismos y de sus preocupaciones. Todos cometemos errores pero ante ellos  hay que saber qué hacer, estos pueden construir la relación o destruirla. El contacto y el diálogo crean una esfera de solidaridad, enriquecen las emociones y rescatan el sentido de la  vida.
Cuando los hijos están desesperados o simplemente preocupados inventar historias ayuda a transformar la emoción ansiosa de los hijos en una fuente de motivación. Esta es una de las mejores maneras de educar. Amplía el mundo de las ideas, airea la emoción y diluye las tensiones.
Los padres brillantes, jamás desisten, aunque sus hijos los decepcionen y tengan trastornos emocionales. Jamás debemos perder la esperanza de que sean grandes seres humanos. Hay que comportarse como el padre del hijo pródigo. Debemos aprender siempre, armarnos de paciencia y saber poner límites sin miedo.


Fuente: Augusto Cury. Padres brillantes maestros fascinantes.